Descripción
En pleno Camino de Santiago, a sólo tres kilómetros de Castrojeriz, nos encontramos con las bucólicas ruinas del convento de San Antón. Construido bajo la protección del rey Alfonso VII a mediados del siglo XII, los restos que aún se mantienen en pie corresponden al siglo XIV.
Impresiona, por su belleza y dimensiones, el magnífico pórtico que protege la portada formada por seis arquivoltas profusamente decoradas. En él todavía se pueden ver dos hornacinas donde los monjes dejaban pan y vino para los peregrinos. El templo tenía nave única con coro a los pies, crucero y tres ábsides poligonales con bellos ventanales. Otras dos puertas se abrían en el crucero sur y en la fachada oeste. En ésta última se puede contemplar un rosetón con el símbolo de los antonianos, la Tau.
La orden de San Antón, que lo ocupó hasta el siglo XVIII cuando fue extinguida, se dedicaba a la atención de los peregrinos que hacían el camino y a la cura del llamado “fuego de San Antón”. Ésta enfermedad era provocada por pan de centeno contaminado por un hongo y causaba gangrena y sensación de quemazón, de ahí su nombre.